En la psicología del deporte es muy común la divulgación de la relevancia de algunos procesos psicológicos que todas las personas utilizamos. Normalmente se habla de motivación, de atención, de la autoconfianza, de la cognición y su toma de decisiones, etc. Es reconocido entre la comunidad científica de psicólogos deportivos la ausencia de investigaciones sobre la memoria deportiva, es decir, sobre la aportación o utilidad del proceso memorístico en el deporte. Aun así, podemos generalizar conocimientos de la psicología general de las personas al ámbito deportivo. Con esta reflexión me gustaría ayudar a que todos los distintos agentes del deporte meditemos sobre la importancia del error dentro del crecimiento deportivo, y pensar sobre la problemática que conlleva todo el miedo al error o intolerancia a la frustración, cuando en el fondo el fallo es algo que nuestra memoria deportiva nos agradecerá para próximas toma de decisiones.
Lo primero que cabe decir, es que nuestro aprendizaje no sería nada sin la memoria. Debemos entender nuestra memoria cómo una capacidad de almacenar información para ser utilizada en un determinado momento. Voy a hablar de distintos procesos de memoria:
- Memoria a corto plazo, que correspondería a una capacidad de recordar una información en un corto periodo de tiempo, del cual no suele obtenerse una asimilación permanente o aprendizaje.
- Memoria de trabajo, que correspondería a la capacidad de poner en uso información adquirida previamente e interconectarla para sacar algún rendimiento en una situación.
- Memoria a largo plazo, la cual correspondería a la información que somos capaces de adquirir y acumular durante largos periodos de tiempo y de la cual podemos hacer uso más adelante.
Expuesto lo anterior, nuestra memoria deportiva podría estar componiendo un importante punto de inflexión dentro del aprendizaje en el deporte y. además, una importancia brutal a la hora de determinar la toma de decisiones en el deporte, sobre todo, en deportes de alto grado de interacción cómo los que conllevan confrontación y/o los de equipo (tenis, artes marciales, motor, fútbol, rugby, etc.). Dado que dependiendo de la información almacenada en nuestra memoria a largo plazo el deportista actuará con su memoria de trabajo en las distintas situaciones de la competición, y por tanto, todo lo relacionado con el error y las distintas experiencias (de éxito o fracaso) vividas podrán otorgar mayor claridad de decisión y puede que mayor velocidad en la decisión.
La memoria deportiva es crucial para el aprendizaje de la técnica y la táctica, dado que mediante la repetición y las experiencias relevantes que permanecen en la memoria se llegan a dar las adaptaciones corporales y mentales para adquirir un nuevo golpeo, una rectificación en un desmarque o cómo actuar ante una mala acción de un compañero.
Pongamos el ejemplo del fútbol, hoy en día el talento no es suficiente para destacar, ni siquiera el trabajo constante, la exigencia del deporte te hace necesitar de las dos, pero además, te exige a elegir correctamente lo que necesitas de cada uno, no te exige pensar sino te exige actuar tomando una decisión automática y adecuada, y eso es gracias a lo adquirido y almacenado en la memoria deportiva. Un futbolista profesional al realizar acciones no piensa, entendiendo pensar cómo el proceso interior de cruce de ideas o frases cómo diálogo interno, el futbolista toma decisiones en décimas de segundo sin pensar concretamente en nada, fluye dentro del juego, sabe lo que tiene que hacer, decide y ejecuta, sin ningún tipo de comentario interior que le oriente sobre lo que hacer, y esto surge de los aprendizajes adquiridos técnicos y tácticos, pero también de la memoria deportiva que almacena las distintas experiencias y toma de decisiones realizadas en la misma situación, lo cual le da un mayor rapidez de decisión.
Tras esto, es lógico reflexionar sobre si sobreprotegemos a los deportistas ante los errores o derrotas impidiendo según que experiencias o vivencias. Hay que promocionar el error, los continuos intentos hasta llegar al infinito, no sólo por promocionar la cultura del esfuerzo (que también es fundamental) sino porque cada error si se logra introducir en la memoria deportiva dará lugar a un aprendizaje sobre que decisión no deben tomar en determinada situación.
Para terminar me gustaría dar ciertas orientaciones para promocionar el uso de la memoria para un fin de rendimiento y aprendizaje deportivo:
- El entrenador debe manejar variedad de ejercicios sobre diversas situaciones en los entrenamientos a distintas intensidades y ritmos y con una dificultad ajustada a los jugadores. Estos ejercicios se deben alternar y repetir a lo largo de la temporada sin un patrón de frecuencia definido. Es fundamental que los jugadores recuerden ejercicios que hicieron el mes pasado a la vez que la novedad de algunos ejercicios les haga experimentar dificultades o soluciones nuevas que recordar.
- El error debe ser una herramienta de mejora. Debemos utilizar el error y remarcar su importancia, el error no debe pasar paseándose por una sesión sin que nadie le preste atención. Esto significa que debemos encontrar los momentos oportunos para introducir una reflexión sobre el error, en base a preguntas que permitan analizar lo realizado y encontrar posibles alternativas. Si el deportista no aprende algo del error, por mucho que practique y repita, estará aprendiendo a jugar erróneamente por culpa de esa repetición.
- La toma de decisión no es sólo memoria y aprendizaje, también depende de la atención. El entrenador debe cuidar las correcciones y debe distinguir cuando una mala decisión ha sido causa de un aprendizaje erróneo o ha sido causa de una falta de información sobre la situación (atención mal enfocada).
- El conocimiento teórico es muy importante, ponerle nombre a las acciones o situaciones que suceden es también importante. La memoria debe almacenar la información, si el deportista puede organizar su conocimiento de forma clasificada y con etiquetas esto favorecerá la acción memorística y podrá obtener con mayor fluidez el objetivo a realizar en determinada situación. Por ejemplo, un defensa en una situación de 2 contra 2 ante la portería podrá ejecutar antes y mejor una carrera para dejar al jugador oponente sin línea de pase o en fuera de juego si conoce la teoría de cómo puede hacer eso y cómo funcionan las líneas de pase y el fuera de juego.
- Las emociones y las experiencias distinguibles favorecen la memoria. Es importante que los deportistas disfruten, jugando se aprende. El impacto que tienen las emociones en las personas hacen posible una adquisición memorística más contundente y duradera. Así podemos comprender cómo aquel jugador que estaba haciendo un partido perfecto y falla una ocasión de gol, permanece el resto del partido y el resto del día lamentándose en lugar de seguir jugando sin pensar. Por lo tanto debemos ofrecer al jugador experiencias variadas y además, expuestas bajo distintos climas emocionales y distintos grados de exigencia o estrés, siempre ajustados a las edades de los jugadores y lo deportivamente apropiado y provechoso.
Un artículo muy interesante y que podemos extrapolar al campo de la Danza.
Gracias a los Psicólogos del Deporte por vuestras reflexiones.
¡Enhorabuena Óscar Bueno por su publicación!
Desde luego, además debo decir que he practicado la Danza Urbana durante 4 años y también latina y es un campo que cómo psicólogo deportivo siempre intento difundir, dado que pienso que no se está explotando el aspecto psicológico todo lo que se podría y sería muy positivo que pudiésemos entrar a compartir la danza con los bailarines más a menudo! Gracias por tu comentario!