Solventando la Falta de Actitud

Esta prácticamente extendido a cualquier deportista y deporte que alguna vez en sus carreras hayan padecido eso que normalmente se dice de falta de actitud. Estos meses de noviembre, diciembre y enero en los deportes de equipo, es cuando muchos conjuntos ven un síntoma extendido entre sus jugadores o jugadoras de “falta de actitud”, falta de ganas o de poner lo que hay que poner.

Lo primero que debemos decir es que hay mil motivos por los que se gana un partido o se pierde, y no se puede reducir todo a una sola razón o causa. A pesar de ello, cuando una persona alega cómo causa de una derrota la falta de actitud, es porque esa percepción se ha construido a partir de varias acciones o formas de ejecutar distintas acciones sobre el terreno de juego que en su conjunto han denotado una ausencia de ímpetu o ganas.

Para un club profesional, tener su primer equipo bajo un letargo o bajo estos síntomas que hablamos es uno de los problemas más difíciles de solventar o más costosos si se desconocen las posibles medidas a adoptar. Uno de los motivos que me lleva a exponer este tema es el caso del club de mi localidad, el Real Mallorca que últimamente pasa por un letargo actitudinal que parece depender únicamente de buenos resultados o de sustituir al entrenador o a la mitad de la plantilla, aquí expondré medidas menos costosas en lo económico y necesarias para mejorar la actitud. También los distintos deportistas que pasan por consulta con falta de confianza o atrevimiento a poner su rendimiento cómo saben y a los cuales espero que esto pueda ayudar.

Empecemos por el principio: ¿Qué es la falta de actitud? La verdad es que no hay una definición para este fenómeno dado que cada persona entiende ligeramente distinto lo que es la falta de actitud. Además la actitud en cada deporte se podrá ver en las distintas acciones específicas de dicho deporte y por tanto es complicado evaluar exactamente a qué se refiere esta “falta de actitud”. Aun así, me aventuro a componer este hecho de una ausencia de motivación (eventual o prolongada), una falta de autoconfianza en poder obtener el resultado deseado y/o una ausencia de intensidad física (provocada por lo anterior y no por fatiga). Así pues, podríamos asegurar que cuando una de estas tres causas o un conjunto de ellas aparecen nos reporta una sensación de “falta de actitud” muy desagradable desde fuera.

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Otro punto importante, es si este problema tiene su origen en el equipo o en el jugador, y ésta es una de las grandes claves para comprender y poder solucionar el problema. Cuando el equipo tiene esa falta de ganas que percibimos en la grada o en el ambiente, muchas veces lo percibimos cómo algo generalizado en el equipo, estandarizado, lo percibimos como un síntoma grupal. Para entender la falta de actitud hace falta conocer las teorías psicológicas sobre las influencias sociales y de los grupos. Resumiendo lo que nos interesa, esto se puede generalizar por contagio social, un estado anímico similar en varios jugadores acompañado de una racha de malos resultados puede suponer fácilmente un contagio de ese estado anímico a otros jugadores de la plantilla.

El origen está en la individualidad, el jugador o jugadora que no es capaz de gestionar esa falta de motivación, de confianza, esa falta de actitud. A los deportistas, el psicólogo deportivo les ayuda a que consigan mantener estable su motivación con mayor facilidad, dado que las personas se motivan por ellas mismas, técnicamente no se puede motivar a alguien, simplemente exponemos incentivos que para esas personas son motivadores de por sí y así percibimos que se motivan. No podemos dejar de lado, que cuando un jugador no está con un nivel de autoconfianza apropiado puede tener mayor tendencia a perder estabilidad en su motivación.

Si la falta de actitud, puede estar en la ausencia de motivación y/o de autoconfianza y esto se contagia por parte de algunos jugadores, es evidente que la medida más económica es entrenar psicológicamente en trabajos individualizados a dichos deportistas. Dado que un cambio de entrenador es altamente costoso y no hablemos de las bajas y fichajes de jugadores con tal de dar un giro drástico a la situación. La tercera opción es no hacer nada, esperar, confiar en que llegarán los resultados, dejarlo en manos del azar. Esto, si no tienes presupuesto y no te juegas nada, posiblemente no sea una mala opción (poco responsable pero coherente), ahora bien, si te juegas el descenso a una categoría no profesional, si te juegas mucho dinero o si te juegas la carrera deportiva de 22 jugadores es preocupantemente irresponsable optar por esta opción.

Aunque no sea el origen, desde luego el agravante de la falta de actitud es la facilidad para el contagio dentro de la plantilla y esto se hace más común a medida que los resultados no llegan.

Cómo club la forma de gestionar esta situación requiere de:

  • Previsión, conocer la facilidad con la que se contagian los estados de ánimo en los equipos ayudará a prevenir este problema. Se puede prevenir con la incorporación del psicólogo deportivo al staff técnico a principio de temporada. Prevenir no significa evitar, por lo que, con menor probabilidad, pero podría ocurrir, aunque ya estaría el profesional oportuno para trabajarlo.
  • Rapidez y urgencia, una vez se evidencia la falta de actitud, no se debe dejar pasar el tiempo. Esperar a si llega una victoria es cómo rezar o dejarlo bajo la decisión de algún dios. Si ganar dependiese de un equipo no existiría el deporte, los resultados siempre son una interacción de ambos conjuntos y factores externos, por lo que no son predecibles. Así que una vez identificado el problema se deben poner a disposición de entrenador y plantilla el entrenamiento psicológico para la evaluación del problema y sobre todo una intervención directa sobre deportistas. Importante dar con el profesional  adecuado y con la formación pertinente (Licenciado o Graduado en Psicología junto al Máster de psicología del deporte y la actividad física, no se dejen engañar por gurús, motivadores o coachs sin formación).
  • Paciencia y continuidad, es distinto tener un problema y esperar que se solucione solo, que poner una medida para solucionarlo que pueda conllevar una inversión de tiempo. Así pues una vez dispuesto al psicólogo deportivo para ayudar a mejorar la falta de actitud (no es lo único que lo pueda mejorar, un correcto manejo del entrenador también ayuda), se debe dar tiempo a que se generen aprendizajes y mecanismos para que los jugadores se motiven y ante todo ganen confianza.

Espero que este artículo suponga una claridad de ideas para cualquier club o deportista que se encuentre en una situación similar. Muchas veces el entrenador y los jugadores son de alto nivel y calidad, pero lo psicológico no tiene porqué ser algo que dominen al 100%, se debe saber delegar en el profesional adecuado, y más cuando es urgente e importante solucionar el problema. Este artículo pretende señalar hacia la solución de un problema típico en deportes de equipo, pero que muchas veces por estar desinformado no se tiene en cuenta.

Problema: Falta de actitud en un equipo deportivo.

Solución más económica y efectiva: asignar al psicólogo deportivo un trabajo individualizado con los jugadores que rinden por debajo de su nivel a causa de falta de motivación, intensidad, o confianza (a juicio de entrenador y/o el club).

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